Biodiversidad.

Claudio Ciofi, responsable del proyecto de conservación del dragón de Komodo

"Sin el dragón de Komodo se acaba la madera en Indonesia"

Tengo 46 años. Nací y vivo en Florencia. Soy doctor en Genética de la Conservación. Soy investigador. Tenemos que entender que el desarrollo sostenible es la única opción para que miles de especies sobrevivan, incluida la nuestra. Soy católico no practicante

Qué es lo más hermoso de los reptiles?

¿Lo más interesante?

Lo más bello.

Mire, yo no comencé este estudio por amor al dragón de Komodo. Pero había poca gente que se dedicara a ellos, y por tanto poca competencia.

Entiendo, cuestión de oportunidad.

Pero es una especie muy interesante desde el punto de vista científico y de la conservación, se trata de una especie paraguas.

¿. ..?

Me refiero a que el dragón de Komodo es muy carismático: un gran predador, tipo tigre o león. Un animal imponente de tres metros de largo y 150 kilos que puede atraer fondos para la investigación.

Entiendo, cuestión de dinero.

Y al mismo tiempo protegiendo esa especie carismática acabas protegiendo todo el hábitat natural en el que la especie vive.

¿Ha convivido usted con él?

¿Convivir?

Compartir su espacio natural, sí.

Iba cinco o seis meses al año a Indonesia, y sí, convivía con los dragones y con la población local.

¿Y qué aprendió?

Cuando llegué era una persona introvertida y con poca paciencia. Me contrataron para repoblar una isla y poner en marcha la reserva de los dragones. Indonesia es uno de esos países lentos, para obtener algo debes tener paciencia, llegó un punto en el que abandonaba o cambiaba.

¿Cree que ha cambiado?

Sí, acabé dando importancia a los verdaderos problemas. Los pequeños, que antes me alteraban, dejaron de tener importancia.

¿Y qué tal su encuentro con el lagarto de tres metros?

Muchos pensaban que son herederos de los dinosaurios, pero representan una vía evolutiva diferente. Salvo los nativos la gente los ve como potencialmente agresivos, pero son animales que no atacan al hombre. Sólo se han comido a dos niños...

Inofensivas criaturas.

... en treinta años, y fue porque los confundieron con ciervos, que es su presa principal. A un hombre adulto lo ven como un predador y escapan. No representan un peligro, se lo aseguro.

Ha hecho trabajo de campo.

Sí, y no me ha sucedido nada espectacular. Mi interés era hacer trampas para capturarlos. Matábamos una cabra, nos comíamos una parte y la otra la usábamos como cebo.

Prosaico.

Una vez en una parte muy remota del parque nacional de Komodo uno vino violentamente hacia nosotros, pero cuando estuvo a dos metros y vio que éramos hombres adultos y no ciervos escapó. Atacan animales de su tamaño, y entre ellos hay canibalismo.

¿Ha visto cómo hacen el amor, cómo cuidan a sus crías?

La madre pone los huevos, está con ellos tres meses y luego los deja en el árbol donde viven hasta que son grandes. Son animales solitarios.

¿Usted qué quiere?

Conservar la biodiversidad, hacer entender la singularidad de las especies animales que forman parte de la cadena alimenticia. Sin dragones de Komodo hay un exceso de herbívoros que destrozan la selva y deja de haber madera para construir casas.

¿Pero cuál es su sueño?

Creo que una cosa importante para una persona es convertir la propia pasión en su trabajo. Yo los sábados y los domingos, si no trabajo, cojo mi cámara y me voy a la montaña o al mar a fotografiar animales y árboles. No entiendo la mentalidad de quien trabaja sólo para ganar dinero y no tiene una pasión o un interés en su vida.

Pensaba que sólo le interesaban las oportunidades lucrativas.

Sufro cuando veo a personas carentes de interés por la naturaleza. He discutido mucho con amigos que no distinguen un árbol de otro, pero ya no lo hago.

De acuerdo.

Yo escogí trabajar con los dragones de Komodo, pero también trabajo con las tortugas de las Galápagos, tortugas marinas, delfines, lobos y ballenas.

Un repertorio amplio.

Tengo un laboratorio de genética. Averiguamos, mediante su ADN, cómo se mueven los delfines y las tortugas y cómo la pesca con red influye en su supervivencia.

¿Cómo lo obtienen?

Con una esponja abrasiva, como la que se utiliza para lavar los platos, atada a un palo largo, frotamos el dorso del delfín cuando se acercan al barco.

Eso es tecnología creativa.

Nos permite averiguar la estructura genética del individuo y la comparamos con las muestras obtenidas en un punto lejano. Así vemos si su ADN ha llegado hasta allí y en cuánto tiempo. Lo mismo hacemos con los lobos a través de sus heces para conocer su territorio, y con las ballenas.

Saber de ellos es indispensable para protegerlos.

Y ahora también trabajamos con animales de granja. Las colonias de abejas están disminuyendo por el exceso de contaminación. A través de la genética podemos seleccionar a las más resistentes.

Se parece mucho a jugar a ser Dios.

También averiguamos qué toros tienen buenos genes para la reproducción.


La Contra
"Sin el dragón de Komodo se acaba la madera en Indonesia"
Biodiversidad

Es el responsable del proyecto de conservación del dragón de Komodo en la reserva de Wae Wuul de la isla de Flores, en Indonesia, y pasó por el zoo de Barcelona, que también participa en el proyecto, a dar una conferencia. El dragón de Komodo es el saurio más grande del mundo, llega a medir más de tres metros y a pesar 150 kilos, alcanza los 20 km/ h y nada muy bien. Habita únicamente en las pequeñas islas de Indonesia. Pero a Ciofi la singularidad de esta especie no le aparta de su objetivo: la conservación de la biodiversidad necesaria para el equilibrio. Investigador del departamento de Biología Evolutiva de Florencia, se ocupa también de delfines, ballenas, tortugas, toros y hasta abejas.

www.lavanguardia.es
"la contra"