Per es concu Miguel
En el cementerio protestante de Capri existe una sepultura con un reloj de sol y una cita de Mazzini escrita en inglés “There is no death in this world, only forgetfulnes” (“No existe la muerte, sino sólo el olvido”).
El sábado a las 5,00 de la madrugada hacía un paréntesis terrenal Miguel Sintes Sintes, es “concu Miguel”.
No he podido estar al lado de Lupe, Maite, Miquel, Javier, Bernat, David, Iván, Nando, para fundirme en un abrazo, en silencio, con ellos.
Quiero que éste sea mi pequeño homenaje a es “concu Miguel” y un abrazo virtual, sencillo pero sentido para todos ellos.
Ser el pequeño de cuatro hermanos tiene sus aspectos positivos, aunque también su vertiente menos favorable. (María Luisa, Elena e Irene no debieron ser fáciles de pelar).
Ser el único chico, en una familia donde los genes del abuelo Bernat (en “Bernat Rusó”) imprimieron un fuerte carácter a todos los hijos no resultó nada fácil, bien es cierto que el sosiego de la abuela María seguro que jugó de mágico contrapeso en no pocas ocasiones.
Es “concu” ha sido un hombre de principios, luchador, austero, duro trabajador (zapatero de primera), esforzado padre de familia, buen hombre aunque con un carácter muy fuerte, que en alguna ocasión le perdía.
Nosotros, todos los sobrinos, de pequeños y ya algo más talluditos, hemos sentido siempre un profundo respeto para con es “concu”.
De hecho no era necesaria la apostilla de Miguel, era suficiente decir es “concu” para saber que se referían a él. En cualquier reunión familiar, bastaba un simple “li direm a n’es concu” para aplacar los ánimos de todos nosotros, para suavizar las travesurillas.
Dominaba sólo con una mirada.
Cuando mi primera comunión, los genes de rebelde, que nunca me han abandonado, no quise ponerme el traje de marinerito y mis padres apelaron a esa eficaz fórmula, con sangre sudor y lágrimas todo sea dicho.
Fue mi padrino de confirmación. Puedo recordar perfectamente el día, la cazadora de cuadros que me pusieron y el orgullo con el que subí al altar en su compañía.
De él aprendí a querer a los perros, aunque él tenía un sentimiento más racional. “Tundra”, una preciosa hembra de “dogo alemán”, arlequín, procedía de una de sus crías.
Luego adquirí un cachorro macho de “dogo alemán” en Galés, “Boss” (en mi despacho tengo, aún, una foto suya). No le gustaba oír hablar de los perros diciendo “es como una persona”, pero siempre he creído que por no ver dañada su imagen de hombre duro, en el fondo pensaba lo mismo tenía la misma ternura.
Estando yo de viaje de boda tuvo un derrame cerebral que marcó el resto de sus días, física y anímicamente.
Recuerdo, no obstante, las dificultades que tuvimos para que le dieran la invalidez.
La gente de carácter, trabajadora y luchadora, se rebela cuando la edad o las vicisitudes de la vida le impiden realizar, con la misma energía de antaño aquello que les resultaba fácil. Se casó con Lupe, a la que pescó en Sant Lluís.
Ella nunca ha dejado de estar a su lado, demostrándole en todo momento y, en especial, en todos estos años de delicado estado de salud, arriba y abajo, a Mahón, a Palma…….. un amor infinito (la antítesis del egoísmo).
Es de justicia decirlo cuando, en no pocas ocasiones, nuestra sociedad está repleta de desagradecimientos con nuestros mayores, de aparcamientos humanos.
En Navidad pude estar con él, con su bombona de oxígeno, con su energía de siempre...atemperada y entrecortada.
Nada hacía presumir un desenlace fatal, tan fulminante.Ha dejado de sufrir para abrir un paréntesis.
No le tendremos físicamente con nosotros, es cierto, pero nunca dejará de tener sentido ese “li diré a n’es concu”.
Como decía Mazzini, “no existe la muerte, sino sólo el olvido”.
Imposible olvidarle, aunque para verle debamos cerrar los ojos.
“Senzillament se’n va la vida, i arriba /
com un cabdell que el vent desfila, i fina.
Som actors a voltes, espectadors a voltes, /
senzillament i com si res, la vida ens dóna i pren papers.
/(....)
Sovint és quan el sol declina que el mires.
Ell, pesarós, sap que, si minva, l’estimes.
Arribem tard a voltes /
sense saber que a voltes /
el fràgil art d’un gest senzill, podria dir-te que...
Només així, em deixo que tu em deixis; /
així només, et deixo que ara em deixis.
Jo tinc, per a tu, un niu en el meu arbre /
i un núvol blanc, penjat d’alguna branca.
Molt blanc...”
Un núvol blanc.
Fragment Lluis Llach
Pensat i escrit per en Jaume Timoner.
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