Dejamos escapar momentos que jamás volvemos a vivir.

Dejamos escapar momentos que jamás volvemos a vivir.

Es ésta una afirmación incontestable, inapelable, irrefutable, ..... dramática, sangrante, .......

Nuestra vida está llena de situaciones que la hacen "más cierta que la vida misma".

Es cierto que en nuestra infancia, entendida la misma tal como establece el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua como "el período de la vida humana desde que se nace hasta la pubertad", todo resulta más suave, menos cierto y por ende menos dramático.

Cotidianamente dejamos - en el mejor de los casos - para mañana infinidad de cosas, cuando no las dejamos para más adelante - el año que viene ..... -, y no me refiero a cosas materiales, mundanas.

Decía (creo) Heráclito de Efeso

"Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río".

Aunque me rebelo y lo evito siempre que puedo, intentando que las circunstancias no varíen mi devenir, estos tiempos que corren no son, precisamente, el caldo de cultivo propicio para mantener mi mente fresca, viva y dispuesta para sorber con intensidad estas vivencias, situaciones a las que me refiero.

Mi amigo Pancho Roses, al que quiero como si fuera mi padre, al que adoro como amigo (que pocos aquéllos a los que podemos llamar amigos), ..... ha vivido una situación personal, de salud, de la que habíamos hablado ...... cuya fecha cierta se me olvidó.

Soy uno más de cuántos pululamos, sin vesícula biliar, en este mundo nuestro.

Mi querido amigo, me había llamado para comentar y compartir vivencias, para explicarme que debía pasar a engrosar la misma lista en la que ingresé yo, a mi vuelta de Senegal hace unos pocos años (el estuvo en todo momento conmigo).

La fecha de la intervención la tenía incluso programada.

Una conversación sincera entre amigos. Hacía tiempo que no hablaba con él, circusntancia triste en si misma, por la amistad que nos une y por el desperdicio que significa no compartir con una persona de tan buen corazón, tan culta y que tanto me estima.

Acababa de aparcar el coche al lado de mi casa ...... me quedé parado, triste, llorando sinceras lágrimas de arrepentimiento, desazón, ........

Pero caí nuevamente.

Le han intervenido recientemente en la Clínica Rotger y no he estado a su lado.

Podría decir que la coyuntura, las circunstancias, ...... , que me rodean me han podido, y no me mentiría.

Pero lo cierto es que todo obedece a la falta de control sobre mi vida. Para dominar las situaciones materiales que imperiosamente necesito solventar (ye he contado que la vida de un empresario es dura, especialmente ahora y particularmente la mía) he olvidado aquéllas situaciones personales que me dan vida.

Demasiadas renuncias, sin duda.

Ésta que motiva éste post de hoy, mi estimado amigo no me la ha tenido en cuenta - es un AMIGO EN MAYÚSCULA - y yo me conjuro para saber priorizar, poner el orden pertinente a mis vivencias y no aceptar una sola renuncia (de éstas claro está ...... de las otras ya decía Madó "no recuerdo el nombre" que su felicidad se basaba en la máxima "nunca he deseado aquello que no he tenido").

El sábado pasado tomé un café con leche con Pancho en un bar del Paseo Marítimo, me emocioné y lloré nuevamente ....... es un privilegio que no puedo ni quiero perder.

No quiero perderme nada de aquello que me procura vida, necesito ser libre, necesito cuidar a mis amigos tanto cómo necesito el aire que respiro. Con demasiada frecuencia "dejamos escapar momentos que jamás volvemos a vivir".

Gracias amigo Pancho por tu sabiduría, por quererme y por dejarme ser tu amigo.

Salut i una abraçada

Jaume Timoner

NOTA: Alguien ha discutido, no sin razón, la exteriorización de estos pensamientos y sentimientos en mi blog o en el facebook........ pero yo le digo que si sirven para que una sola persona se dé cuenta, cómo lo he hecho yo, del error en el que caemos con tanta asiduidad ya me doy por satisfecho.

Pensat i escrit per Jaume Timoner

Foto: Jaume Timoner