Wael Abbas, bloguero egipcio que catalizó la revuelta en la red social
Tengo 37 años.Nací en El Cairo.
Estudié Literatura Inglesa y fui periodista de la DPA.
Después me hice bloguero por libre para eludir la represión de Mubarak cuando colgué en mi blog vídeos con abusos policiales.
Colaboro con la Facultat de Comunicació Blanquerna.
Desea una intervención militar occidental en Libia?
Ahora sería contraproducente para los demócratas del mundo árabe, porque le daría la razón a Gadafi cuando se proclama nuestro defensor frente al colonialismo. Si nos quería ayudar... ¡lo que tendría que haber hecho Occidente es no hacer negocios con ese tirano indigno cuando todos ya sabían que masacraba a su pueblo!
Pero si no interviene Occidente ahora, Gadafi aplastará la rebelión.
Si Occidente –de verdad– cortara cualquier apoyo económico a Gadafi, tal vez no le haría falta intervenir militarmente.
¿Usted cree que ya hubiera caído?
No lo sé, porque también Siria y Argelia le están apoyando ahora mismo. Lo que sé es que la revolución libia no acabará de ser legítima y plenamente aceptada por todo el mundo árabe si no triunfa por sí sola.
Antes los rebeldes serán masacrados.
Si perseveran acabarán por derrocar a Gadafi por sus propios medios y sólo entonces podrán comenzar a crear una verdadera democracia en Libia.
¿Quién acabó con Mubarak y cómo?
Mubarak fue el principal culpable de su propio final. Hizo la vida insoportable a los egipcios con una violación permanente de sus derechos humanos y saqueando el país sin ningún escrúpulo.
Pues duró 30 años.
Porque logró convencer a Occidente de que él era la única alternativa al radicalismo islámico, que, hábilmente, fomentaba.
¿Cómo?
El propio Mubarak alimentaba y financiaba el islamismo fundamentalista y sus expresiones más radicales para justificar ante Occidente la brutal represión sobre los egipcios.
Las clases medias sufrían a Mubarak, seguro... Pero ¿también los campesinos?
La avaricia del régimen de los Mubarak también los alcanzó: por ejemplo, les prohibió sembrar arroz.
¿Por qué?
Por corruptelas que permitían a otros países vendernos el suyo. Pero esa medida no era la única: siempre que intentabas hacer algo aparecía un funcionario dispuesto a cobrarte o simplemente a abusar de ti.
¿Y la ayuda internacional?
Hubo quien montó oenegés para intentar vivir de ayudas de la ONU, Japón, la UE...
¿Y...?
Daban conferencias de pacotilla, por ejemplo, contra la pederastia o contra la ablación de clítoris con cuatro amigos para cobrarlas, pero la dictadura no quiso perderse ese chollo e impuso una autorización previa... Con su mordida, claro.
Trabajar así no era muy estimulante.
Gran empresa o un puesto de chucherías: era el abuso a todas horas en todas partes.
Usted lo sufrió, y a fondo.
Yo difundí algunos de esos abusos; primero como periodista para la agencia DPA, después, cuando la seguridad del Estado me empezó a perseguir, como bloguero por libre.
Cuéntenos cómo.
Colgué en mi blog un vídeo de cómo la policía sodomizaba con una barra a un conductor de autobús para humillarlo ante sus compañeros; también difundí los acosos sexuales que sufrían mujeres indefensas en plena calle ante la pasividad de los policías... ¡Y tantos otros casos...!
Y fue usted detenido por ello.
Sufríamos cosas así todos cada día... Por eso también nos rebelamos todos: campesinos, mujeres, clase media. Muchos fueron a una manifestación por primera vez en su vida.
¿Por qué dejaron de tener miedo?
Somos personas como ustedes: sabemos que tenemos derecho a ser tratados con dignidad; a tener representantes políticos y a ganarnos la vida con nuestro trabajo.
¿Cuál es su modelo?
La mayoría de los egipcios sabemos que la democracia parlamentaria no es perfecta, pero es lo que más se acerca a permitirnos esos derechos.
De momento les mandan los militares.
Y nos preocupa enormemente que caigan en la tentación de sustituir a Mubarak con otra dictadura más o menos maquillada.
¿Por qué los Hermanos Musulmanes son también ahora irrelevantes?
Porque todos en Egipto sabemos que Mubarak los utilizaba. Y ellos están descolocados.
Aquí los magnificaban los analistas.
Eran la marioneta de Mubarak para espantar a Occidente: “O yo o el islamismo radical”, repetía entrevista tras entrevista mientras los hacía crecer. Y ustedes le creyeron.
La religión es importante en Egipto.
Mubarak la convirtió en la única alternativa al prohibir todo lo demás. Y el dinero saudí también sirvió para promover el integrismo wahabí reaccionario. Ahora, los nostálgicos del régimen la vuelven a utilizar provocando altercados con la minoría cristiana para crear una apariencia de caos y guerra civil que favorezca otra dictadura.
¿Por qué fueron tan decisivas en la revuelta las redes sociales?
Porque eran la única posibilidad de libre expresión. Los medios estaban amordazados; la religión, manipulada; la discusión política, perseguida, y mucho más los partidos...
¿Pero por qué ha estallado todo ahora?
La indignación había crecido hasta tal punto durante años que la revuelta tunecina fue la señal suficiente para que explotara. Ahora el gran desafío para los demócratas egipcios es evitar otro Mubarak.
Dejémosles elegir
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"La contra"
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